19 mayo 2009

No me gustan las máscaras exóticas Ni siquiera me gustan las más caras Ni las máscaras sueltas ni las desprevenidas Ni las amordazadas ni las escandalosas. No me gustan ni nunca me gustaron Ni las del carnaval ni la de los tribunos. Ni las de la verbena ni las del santoral. Ni las de la apariencia ni las de la retórica. Me gusta la indefensa gente que da la cara Y le ofrece al contiguo su mueca más sincera Y llora con su pobre cansancio imaginario Y mira con sus ojos de coraje o de miedo. Me gustan los que sueñan sin careta Y no tienen pudor de sus tiernas arrugas Y si en la noche miran
miran con todo el cuerpo Y cuando besan
besan con sus labios de siempre. Las máscaras no sirven como segundo rostro No sudan
no se azoran
jamás se ruborizan Sus mejillas no ostentan lágrimas de entusiasmo Y el mentón no les tiembla de soberbia o de olvido ¿quién puede enamorarse de una faz delegada? No hay piel falsa que supla la piel de la lascivia Las máscaras alegres no curan la tristeza No me gustan las máscaras, he dicho.
"Macaras" Mario Benedetti, Gran poeta, cuentista, novelista uruguayo que hace dos días dejó al mundo de la literatura y la cultura muy triste con su partida. Murió a los 88 años. Les recomiendo que busquen algunas de sus obras y lean, es muy interesante. De todos modos durante estos días voy a estar subiendo fragmentos de sus poesías, en forma de homenaje.

14 mayo 2009

Recuerdo que ingrese en ese mundo sin darme cuenta Recuerdo que me atrapó con la dulzura de su aroma, con la calidez de su suave brisa. Todo el día era un solo atardecer con sus colores que penetraban en lo mas profundo de mi alma Yo me fundí en ese ocaso divino que me invitaba a soñar con hombres de largas cabelleras. Esos hombres de mis sueños eran tan naranjas como la luz del poniente Tan suaves como la hierba en la que me prestaba a soñar Tan dulces como el olor que emanaba de mi alrededor. Esos seres ya no existían solo en mis sueños, las personas con las cuales me encontraba ahora eran felices yo era feliz en ese inalterable orden de la naturaleza Pedí una noche tan hermosa como aquella tarde. Me fue concedida. Sin notarlo los hombres fueron desapareciendo. Aquellos a quienes había aprendido a amar, los hombres de olor a hierbas ya no estaban. Ahora me encontraba sola en medio de la oscuridad. Vi un destello que atravesaba la fría soledad de la noche A este le siguieron otros. Miles de ellos formaron claras estrellas. Divise entonces un sol plateado, una esfera de fuego azul. Otra vez la sensación de felicidad, el aire fresco me inundaba, los sonidos de la noche me envolvían en sus melodías Pero extrañaba a los hombres de aquel atardecer. Sabia que no iban a volver. Eran solo formas sin vida pintadas por las tarde, pero los quería. El negro,el azul, el plateado... hermosos colores de la noche... Pero yo extraño mis hombres bañados en naranja, bañados en hierba dulce.
Eileen Pennington
ARTEMMUSIKAL

13 mayo 2009

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj. (Fragmento, Julio Cortazar)

05 mayo 2009

Playa Girón Compañeros poetas, tomando en cuenta los últimos sucesos en la poesía, quisiera preguntar —me urge—, qué tipo de adjetivos se deben usar para hacer el poema de un barco sin que se haga sentimental, fuera de la vanguardia o evidente panfleto, si debo usar palabras como Flota Cubana de Pesca y «Playa Girón». Compañeros de música, tomando en cuenta esas politonales y audaces canciones, quisiera preguntar —me urge—, qué tipo de armonía se debe usar para hacer la canción de este barco con hombres de poca niñez, hombres y solamente hombres sobre cubierta, hombres negros y rojos y azules, los hombres que pueblan el «Playa Girón». Compañeros de Historia, tomando en cuenta lo implacable que debe ser la verdad, quisiera preguntar —me urge tanto—, qué debiera decir, qué fronteras debo respetar. Si alguien roba comida y después da la vida ¿qué hacer? ¿Hasta dónde debemos practicar las verdades? ¿Hasta dónde sabemos? Que escriban, pues, la historia, su historia, los hombres del «Playa Girón».
Silvio Rodriguez